Hoy traigo un cuento que escribí.
En realidad, más que un cuento es un ejercicio de taller realizado en la escuela NaRRaCuentoS durante este año. A partir de un intercambio de palabras (sustantivos, adjetivos, etc.) se generaban los personajes que protagonizarían la historia. La combinación que me tocó fue bastante interesante: una ESTRELLA NARIGONA.
Hay muchas técnicas para inventar historias a partir del juego. Algunas de estas pertenecen al campo de la escritura, otras al de la oralidad y otras a ambos. Si te interesa saber más, te invito a ver la propuesta de Luis Pescetti en su taller digital. ¡O también podés sumarte a la escuela los sábados!
Sin más preámbulos, acá va el cuento. Compartilo o dejá un comentario si te gustó... y si no te gustó, al final del post te dejo una yapa.
La estrella narigona
El “Sistema Sonar” está compuesto
por un grupo de planetas que giran alrededor de una estrella: La Narigona. Los
planetas son: Mocurio, Talergia, Estornudio, Jupachís y Flemus, el último
planeta con reservorios de vitamina C, antialergénicos y bondiola del universo.
La Narigona es una estrella que se caracteriza por la enorme protuberancia
gaseosa y constante en forma de nariz humana. Luego de la explosión del Sistema
Solar, el grupo sobreviviente de humanos pobló Mocurio, el más saludable de los
planetas, pero constantemente azotado por el moco intergaláctico de la
estrella.
Atraídos por las bondades y recursos del planeta, los
primeros viajeros que intentaron llegar a Flemus contrajeron gripe estornudiana.
Los segundos se resfriaron por un virus talergiano. Los últimos aventureros la
llevaban bien, hasta que un viento proveniente de Jupachís los contagió de
rinitis boreal. Ninguno sobrevivió. Desde aquel momento se prohibió todo
intento de viaje, tanto de carácter comercial como científico.
Pero cuando el Ñato Funcatti se
enteró que Elvira, su amor imposible, había contraído el virus talergiano a
través de un estornudo de la estrella, no lo dudó un segundo: él llegaría a
Flemus. Y con suerte volvería con un par de bondiolas bajo el brazo.
Preparó en secreto el viaje.
Aprovechó la sombra nasal de la tarde y partió en su cápsula. Sin poder creerlo
llegó a Flemus en dos horas, sin problemas. Juntó toda la vitamina que pudo,
extrajo antialergénicos de las plantas, pero la bondiola no aparecía. Podía
volver, tenía lo que necesitaba para curar a Elvira. Pero su paladar pedía una
compensación a tanto riesgo. El Ñato trató de convencerse con los futuros
deleites que su amada le proporcionaría. Pensó en los besos, en las risas, en
los paseos de la mano. Pero el paladar
no le daba tregua.
Entonces la vio.
Una enorme bondiola colgaba de la
nada en medio de una profunda quebrada. Demasiado angosta para la cápsula. El
paladar le ordenó lanzarse al vacío pero su pasión por Elvira lo hizo volver a
la nave. Cuando entró prendió la radio de la cápsula justo para escuchar la
noticia: la Estrella Narigona había lanzado un terrible estornudo de moco
intergaláctico dejando inhabitables para siempre a Mocurio y Talergia. Al Ñato
le rodó un lagrimón por el cachete.
Estaba solo. La evidencia de lo
imposible lo llevó a tomar una decisión: saltaría para alcanzar la bondiola, le
clavaría el diente y gozaría del gustito salado lo que durara la caída.
Llegó al borde de la quebrada.
Calculó el salto tomó carrera y se largó. Desesperado logró agarrar la enorme
bondiola, pero antes de morder, algo lo confundió. No caía sino que se elevaba,
una fuerza lo arrastraba a las alturas a toda velocidad. Levantó la mirada y
comprobó que otra cápsula lo estaba rescatando de la muerte y de la soledad.
Elvira saludaba desde el vidrio, como diciéndole con la mirada: “zonzo, ¿no viste que salí atrás tuyo?”.
El Ñato y Elvira tienen un planeta que gira solo para ellos. A lo lejos, una estrella resfriada les alumbra las mañanas y esta vez, ningún estornudo volverá imposible lo que el amor se encargó de sanar.
El Ñato y Elvira tienen un planeta que gira solo para ellos. A lo lejos, una estrella resfriada les alumbra las mañanas y esta vez, ningún estornudo volverá imposible lo que el amor se encargó de sanar.
La yapa...
Uno de los grandes precursores de la creación de historias a partir del juego fue Gianni Rodari, principalmente con su libro "Gramática de la fantasía" (descargalo acá). En el prólogo de este maravilloso libro, él dice:
"Espero que este pequeño libro sea igualmente útil a quien cree en la necesidad de que la imaginación tenga un puesto en el proceso educativo; a quien tiene confianza en la creatividad infantil; a quien sabe el valor liberador que puede tener la palabra. «Todos los usos de las palabras para todos» me parece un buen lema, tiene un bello sonido democrático. No para que todos seamos artistas, sino para que ninguno sea esclavo."
Entre sus páginas vas a encontrar una infinidad de propuestas de lo más variadas, interesantes y divertidas para darle cuerda a tu imaginación...
Ahora te invito a vos... ¿Te animás a crear una historia? ¿Te animás a jugar un ratito?
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Gracias por comentar!