Sincericidio de año nuevo

Dice Hernán Casciari acerca de su blog "Cada vez que me aburro, le cambio el diseño y ¡zácate!, ya es un cuaderno nuevo". Creo que a mí me pasa algo parecido.

Arranca el 2016 y el viaje está cada vez más cerca, así que una lavada de cara al blog no le viene mal.  Sobretodo por que el 2015 fue un año bravo, de esos que te mandan al fondo, bien al fondo de lo que sos y desde ahí tenés que reinventarte. Tuve que sincerarme conmigo mismo y aceptar que tenía un sueño por cumplir y que ese sueño era un proyecto de vida. Un proyecto que alimentaba secretamente día a día, año a año desde mi adolescencia y que a veces dejaba entrever pero nunca salió a relucir entero.

Vivir de viaje. Y en bicicleta. Y en el camino ir cantando, contando cuentos. Solo. 
Pero en vez de tener la valentía de concretarlo me fui convenciendo que otros caminos eran mejores: una pareja estable, una casa, un trabajo seguro dentro del sistema, etc, etc. Y sí que fui feliz con todo eso, pero a medida que los fines de año se acercaban yo veía un viaje en puerta y me distraía de lo que había elegido como importante: ponía el piloto automático en el trabajo, era un novio desatento y egoísta, pensaba más en mi bici que en lo que necesitaba la casa, miraba rutas solitarias en vez de destinos compartidos... y así.
De a poco me iba convirtiendo en alguien difícil de aguantar, de entender, de querer.
Hasta que llegó el 2015 y me arrasó. 



Fue imposible sostener lo insostenible y tuve que sincerarme, conmigo y con quienes más me querían, para tomar las riendas de lo que hace años me quemaba por dentro. Y no fue fácil, porque en el camino mucha gente salió lastimada. Imaginate que te digan "me quiero ir de viaje solo" cuando proyectabas una familia, "quiero viajar por el país contando cuentos" cuando proyectabas una carrera en una escuela que me daba todo, "me voy a viajar en bici" cuando proyectabas viajecitos de verano y volvías a almorzar en casa los domingos. Imaginate. Dan ganas de cagarme a trompadas.
¿Por qué esperé tanto? ¿Por qué comenzar a construir una vida que después decido no vivir? Explicaciones a montones. Pero no son ellas lo importante.
Lo importante es lo que quiero decirte.

Si tenés un sueño, un proyecto que te quema por dentro, una idea que querés poner en práctica, un "lo que sea que quiero hacer", HACELO. Puede sonar muy de autoayuda, muy Bucay, pero es así.
No te dejés estar. No des pasos que vayan a otro lado por más seguros que sean, por más feliz que te hagan. No todavía. Dale vida a ese sueño, que a veces parece chiquito y de juguete, pero que cuando se despierta como una realidad innegociable te carcome todas las seguridades y genera mucho dolor.
Hacelo por vos, sí. Pero también por la gente que te quiere, por los que dan todo por vos, por los que creen que naciste para eso.
Si tenés un sueño, andá y cumplilo. Si sale mal siempre podés volver y arrancar de nuevo. Pero salí y HACELO.

Falta muy poquito para salir a la ruta. La bici casi está lista, el carrito espera la pintura por fuera, la carpa se porta de maravillas y el equipo se va completando de a poco. Los cuentos están listos, el bichito afinado, las ganas de llegar a muchos oídos me retumban en el pecho y la ruta está casi definida.

¡Feliz año nuevo para todos y todas! 

Nos vemos en el camino